12 ago 2019

Mensajes para los Becarios que se gradúan

Darwin Vásconez
Encargado de Becarios de Cayambe

Este año, en el núcleo, a finales del mes de julio se gradúan cinco becarios: Joselyn Enríquez, Gisela Cuamacas, Pamela Obando, Nelson Quiroz y Cecilia Chimborazo. Con todos ellos hemos compartido buenos momentos a lo largo de los años, a la mayoría los hemos visto crecer, sobre todo a aquellos que han permanecido más tiempo en la fundación. Hay quienes ingresaron siendo niñas y ahora son jóvenes, su semblante ha cambiado así como su forma de ver la vida. 

El año de la graduación para los becarios siempre está cargado de emociones distintas; por una parte, está la satisfacción de sentir que culminan una etapa importante de su vida, que han alcanzado una meta y que por ello sus padres se sienten orgullosos; pero –por otra parte- se encuentra la nostalgia y la incertidumbre, pues saben que ya no verán cotidianamente a la mayoría de sus amigos y compañeros, y que el futuro se les presenta con pocas certezas. 

La aspiración de todos los becarios es continuar estudiando en la Universidad o en el algún instituto; sin embargo, la concreción de este deseo depende –sobe todo- de dos factores, estos son: la obtención de un cupo para ingresar a la educación superior y el contar con el apoyo (Económico) de su familia. 

La obtención de un cupo se torna cada vez más difícil, ya que la oferta educativa no crece al mismo ritmo que la demanda. Es decir, cada año aumenta el número de estudiantes graduados no así los cupos ofertados. En este mismo contexto, los estudiantes rinden un examen (Prueba Ser bachiller) para postular por un cupo. El sistema implementado pretende premiar el mérito, pues quienes obtienen los mejores puntajes tienen más opciones de ingresar a estudiar la carrera de su interés. No obstante, dicho sistema es muy difícil que funcione debido a las diferencias que existe en torno a la calidad educativa entre centros educativos, así como a las brechas económicas de nuestra sociedad (Hay familias que están en la posibilidad de matricular a sus hijos en cursos privados de preparación para el examen y otras que no). 

Por lo expuesto, la mayoría de becarios ve el futuro con mucha preocupación, no saben cómo les irá en el examen, si la nota que alcancen será suficiente para obtener un cupo, y tampoco están seguros sobre si sus familias podrán apoyarles teniendo en consideración que las universidades públicas más cercanas se encuentran en Ibarra y Quito. Los padres desean que sus hijos continúen estudiando, están dispuestos a realizar grandes sacrificios por ellos; empero, la buena voluntad no es suficiente. 

Nosotros (Integrantes de SANE – SOJAE) sentimos una profunda tristeza e impotencia cuando sabemos que alguno de nuestros becarios –por una o por otra razón- no va a seguir estudiando. Conversamos con ellos para animarles, para estimularles a que busquen opciones que les permita combinar estudio y trabajo, o -a su vez- les sugerimos que trabajen un tiempo a fin de generar un ahorro que luego puedan emplearlo en sus estudios. Pero, en el fondo, nos queda la sensación de injusticia, de que –independientemente de los méritos- hay amplios grupos sociales que siguen estando condenados a la pobreza y la exclusión.

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