13 ene 2020

Viaje a Japón




Visita a la escuela primaria de Hanno Daiichi


Visita al Instituto Rural de Asia

Darwin Vásconez
Administrador del Programa de Socios de JICA, SOJAE-Cayambe

Tuve la fortuna de estar en Japón 12 días, del 7 al 19 de octubre, es un tiempo corto para conocer un país con tantas riquezas, y muy diferente al nuestro. Sin embargo, en estos días, ya en Ecuador, que he conversado con familiares, compañeros, amigos y estudiantes sobre el viaje me doy cuenta de que en realidad comencé a conocerlo desde los 14 años, cuando ingresé como becario a la fundación. Empero, claro está, una cosa es leer, escuchar, conversar; y otra muy diferente estar ahí. 

De los 12 días, la mayor parte del tiempo estuve en Hanno, en casa de la familia Sugita. En dicha ciudad, entre los aspectos que más nos llamaron la atención (No sólo a mí, sino también a Paola y Andrés) están: la limpieza, el orden, el silencio y el respeto por parte de los conductores de vehículos a las personas que van en bicicleta y a los peatones, sobre todo a los niños y ancianos. Me impresionaron gratamente porque estos aspectos no dependen del factor económico sino de los hábitos y las costumbres de las personas. 

En cuanto al propósito del viaje, visitamos cinco instituciones educativas, en ellas pudimos observar de cerca cómo funciona el sistema del almuerzo escolar; también participamos en cinco reuniones en las que conversamos sobre el trabajo que se realiza en Ecuador y a la vez pudimos conocer algo del incansable trabajo que se efectúa en Japón. Visitamos dos iniciativas de huertos y conversamos con sus propietarios. Asimismo, fuimos al Instituto Rural Asia, y conocimos de primera fuente su filosofía de trabajo. 

Por otra parte, estuvimos dos días en Tokio, en la casa de la familia Miyachi, el sábado conversamos todo el día, ya que por el Tifón no podíamos salir; el domingo conocimos algo de Tokio, Asakusa, Akihabara, Shibuya. El martes 15, con el Sr. Tojo, el Sr. Suzuki y la Srta. Kaimori fuimos a Nikko y luego –en la misma prefectura de Tochigi- a un hotel donde tuvimos la experiencia onsen. 

Al final, sólo tengo palabras de agradecimiento y un sentimiento de profunda gratitud para las personas que de diferentes formas nos acogieron en Japón (Después de muchos años pude ver a mi madrina: Sumika); sinceramente deseo que -en los siguientes años- más miembros tengan esta oportunidad. El viaje terminó, pero los recuerdos serán parte de esa historia personal que me la contaré a mí, a mis familiares y a mis amigos, una y otra vez para no olvidarla. Arigato gozaimasu. (20 Nov. 2019)

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