En 2014, a pocos meses
de graduarme del colegio, una universidad (escuela agrícola) en Honduras visitó
el lugar donde yo estudiaba para promocionar su institución, para mí no era una
alternativa por su costo muy elevado. Por otro lado, con los resultados del
examen nacional para acceder a la educación superior en Ecuador me permitía postular
en muchas carreras, Decidí estudiar ingeniería en biotecnología, pero debía
mudarme de ciudad por la distancia de la universidad. Al estar por iniciar
clases decidí posponer mi ingreso porque fui aceptada en la universidad en
Honduras y estaba segura de poder conseguir una beca para financiar mis
estudios. Después de meses de fracaso, en diciembre, el estado ecuatoriano me
otorgó una beca completa que cubriría mis estudios de 4 años en el campus
Zamorano en Honduras.
Preparé mi viaje a
inicio del 2015. El campus residencial para estudiantes y profesores no permite
salir de él, usaba uniforme todos los días, con horarios para toda actividad, un
reglamento estricto que cumplir y la educación teórica y práctica en campo nos
involucraba en todas las actividades de producción que tiene la universidad
(producción de lácteos, maquinaria agrícola, reproducción animal,
comercialización, etc.) y aunque al inicio fue difícil adaptarme a la comida,
la convivencia en la habitación con una estadounidense no se compara con
encontrar amigos para toda la vida a pesar, de ahora, estar en diferentes
países. Además, tuve la oportunidad de realizar mi pasantía en México, en una
empresa productora y exportadora de tomate, aunque mi trabajo de investigación
se enfocó en nutrición de cerdos.
Unos meses después de regresar
a Ecuador, en marzo de 2019 me vinculé laboralmente a SANE en el proyecto de
Huertos Escolares y Comida Complementaria financiado por JICA. El proyecto me
ha permitido dar valor a las relaciones de amistad entre instituciones que
trabajan por un mismo objetivo, comprender la compleja situación nutricional en los niños del país y ser
parte de la cultura de las
personas que beneficia el proyecto (lengua kichwa, organización comunitaria y
hábitos alimenticios). Este proyecto está por acabar en medio de la crisis sanitaria
que al suspenderse las clases presenciales también se postergaron los talleres
sobre agricultura-nutrición dirigidos a padres, pero, se ha logrado mantener
los huertos escolares. Estamos a la espera que el año escolar inicie nuevamente
para continuar trabajando con los niños y sus padres, pues el impacto que
genera el proyecto en las familias es importante para el desarrollo del país.
Por mi parte, ahora estoy haciendo algunos planes para mi futuro relacionados
con un nuevo trabajo y estudios que me tiene muy optimista pero que aún no se
concretan.